- Ya nos conocemos, del otro día - dijo ella al Italiano mientras señalaba al Maestro
- Eso dice mucho de ti, me has parecido buena persona pero no sabía si fiarme. - le respondió él
- Sí, es buena persona, siempre ayuda a los demás - añadió el Maestro
- Lo intento, por mis amigos lo que sea. - dijo ella muy orgullosa de si misma
- Entonces seremos amigos y espero que me ayudes - dijo sonriendo el Italiano, al tiempo que acercaba a chico Tímido hacía la chica.
- ¿Que ayuda necesitas? - ella tenía ganas de ayudar, disfrutaba ayudando a la gente y se le notaba.
- Ninguna, pero mi amigo sí, necesita entender que las chicas adoran el sexo igual que los hombres.
Ella no se esperaba eso, se quedó un poco cortada, pero rápidamente cambió el semblante, se concentró en encontrar la mejor respuesta, la ayuda ideal para ese chico que parecía tan tímido.
- Eso ya lo se, no hace falta que me lo diga nadie. - el chico tímido parecía un tanto ofendido, pero tampoco se notó demasiado, tenía demasiada vergüenza.
- Seguro que lo sabes, pero no lo comprendes, no lo vives, solo has leído teoría y eso es como tocarse y creer que has follado - le susurró al odio el Italiano.
- Venga chicos, si eso es muy fácil, a todos nos gusta el sexo, a las chicas también, pero somos más discretas con ese tema, pero nos encanta igual que a vosotros, no somos extraterrestres. - ella dio la respuesta que creía más honesta, pero sin revelar toda la verdad.
Chico tímido mostró su mejor sonrisa, se acercó a la chica y le dijo:
- Eres una chica interesante y misteriosa, ¿crees en la magia?
En ese momento pasaron muchas cosas al mismo tiempo, el Maestro y el Italiano comenzaron a reír a carcajadas, les había dado un ataque, la chica se quedó con cara de "y esto a que viene?" y chico tímido se ruborizó como nunca, quería desaparecer y eso sí sería magia de la buena.
El Maestro, con lágrimas en los ojos abrazó a la chica "No nos hagas mucho caso", ella también comenzó a reír, no entendía la reacción de ellos y menos la pregunta del amigo vergonzoso, había sonado tan meditada, tan falsa, como si la frase estuviese guardada en la garganta esperando el momento oportuno para salir.
- Venga chicos, un abrazo de equipo - el Italiano quería quitar importancia a la situación
Y en ese abrazo, sin saber muy bien porqué, el joven tímido puso su mano en el culo de ella, apretó con suavidad y dejó la mano hasta que ella se dio la vuelta, miró la mano, subió la vista hasta los ojos del chico y le regaló una hermosa bofetada, dejando marcados los dedos, en un tono rosado que se convertía en rojo poco a poco, en el lado derecho de la cara.
Ella no era violenta, le había salido de manera espontánea, miró a su alrededor y allí la vio, habían visto como había pegado a un chico, ¿qué pensarían de ella?
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