Los buenos entrenadores, los que crean campeones, enseñan una manera de competir que te hace mejorar durante toda la vida, incluso cuando el deporte deja de formar parte de la misma, esta forma de competir es la que te quiero enseñar.
Competir contra los demás es ineficaz.
Este es el error que comete la mayoría, el comparar su éxito con el de los demás y querer superarlos, un error que se comete por orgullo y aun siendo provechoso, no es la manera más eficaz.
Te puede motivar el querer superar a tu compañero, ser mejor que el equipo rival o desear que los demás te admiren por tus logros.
Pero eso no es más que motivación externa, es temporal y de la misma manera que te hace subir, te puede hundir. Si le das el poder para dominar tu estado de ánimo, estás perdido.
Competir contra el mejor enemigo
Los grandes competidores se enfrentan siempre a su mejor enemigo, aquel que sabe cuales son sus puntos débiles, sus ventajas, sus limitaciones, sus miedos, aquel que sabe lo que piensa al instante.
Los campeones se enfrentan a si mismos siempre.
Recuerdo en los campeonatos, cuando comenzaba el combate no competía por ser mejor que el otro, eso era un resultado, competía contra mi mismo, por un lado mis inseguridades, mis virtudes, todos esos miedos, los nervios, ese era el verdadero combate, el que se libraba dentro de mi cabeza, una vez me vencía, podía concentrarme en poner en práctica mis habilidades, la estrategia y poder esforzarme al 100% sin ninguna barrera mental (de juego interno).
Aquí es lo mismo, compite siempre contra ti, de esta manera siempre aprenderás a superarte, tendrás más confianza y serás más humilde aunque seas el mejor del mundo.
Competir contra los otros te limita en espacio, tiempo y resultados, de otra manera no te muestra realmente tus limitaciones ni tus habilidades.
Tu eres el mejor enemigo que tienes, no por estar en tu contra, si no por conocerte a la perfección.
No se puede convertir en derrota la victoria del que se vence a si mismo.
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