Lo que deseamos y su magia



Existe cierto aspecto mágico en lo que deseamos, eso lo hacemos nosotros mismos, le damos ciertas cualidades "mágicas" a esa meta, el beneficio que se supone nos aporta a la vida.

Un ejemplo claro es el de comenzar una relación con una persona muy atractiva (según el ideal de belleza del momento).

Se le da a esa persona ciertas cualidades mágicas, como que nos hará más felices, que seremos más respetados, admirados, incluso por uno mismo.

De esta manera, comenzar dicha relación, se convierte en un reto, en algo por lo que luchar e insistir, debido al "premio" asociado.

¿Qué suele suceder en la realidad?

Nos damos cuenta de que nada sucede fuera de lo normal, que toda esa "magia" no es como esperábamos.

Llega la decepción por el no cumplimiento de las expectativas creadas.

La relación con una persona atractiva, según la idea del momento sobre la belleza, es igual que con una persona fuera de ese ideal de "belleza" del momento.

Lo importante es la persona, los momentos compartidos, las emociones compartidas, la relación construida entre las dos personas.

Esa "magia" es lo que usan los publicistas para vender (y cualquiera que venda algo), nos prometen toda la "magia" a cambio de dinero, en la realidad no existe esa "magia", es solo una cualidad, falsa, añadida a un objeto, a una persona o a una idea, para hacerla más atractiva.

Esa "magia" es como el envoltorio de un regalo, lo hace más atractivo y el regalo no cambia, es el mismo con o sin papel brillante.

Centrarnos más en lo que sucede, pasar de la "magia" que añade la mente, es dar un paso más hacia una realidad más satisfactoria, con mayor libertad y con más energía para vivir dicha vida, ya que no utilizamos energía en perseguir la "magia" y en experimentar la decepción que conlleva.

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